#32 No rendirse hasta hacer posible lo imposible. Con Daniel Molina.
¿Es posible estar en el mejor momento de tu vida con 50 años? ¿Hasta donde influye nuestra mentalidad y cuál es el límite?
La historia de nuestro protagonista se remonta mucho tiempo antes de ese icónico oro como campeón paralímpico sobre el puente de Alejandro III en París.
Nadador y amante de la actividad física desde pequeño, con el incansable apoyo y motivación de su madre. Hasta que la adolescencia lo alejó del deporte.
Dueño de un exitoso bar de copas, rodeado de motos, mujeres... La llama del deporte parecía alejarse definitivamente.
Pero la vida da muchas vueltas. Con 22 años, Dani es atropellado en moto. Milagrosamente salva su vida tras varias operaciones.
La secuela física es una amputación de su pierna derecha por debajo de su rodilla. La mental es una enseñanza que no olvidará jamás.
El deporte, de alguna manera, vuelve a su vida para ayudar a darle sentido.
Empieza a nadar. Un largo el primer día jurándose que no volvería. Un largo extra cada nuevo día en la piscina.
Hasta encontrar su lugar. Hasta volver a disfrutar.
El preciso día que cumplía 8 años de su accidente, Dani cumple uno de sus sueños. Emula a sus dos primos olímpicos clasificándose a los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004.
Esa experiencia como nadador supone una llama de deseo que no se borrará nunca más.
Sólo cambia de forma. Pasa de natación a triatlón. Con el reto de empezar a pedalear y correr con la prótesis.
Con mucho trabajo y claridad de ideas, supera barrera tras barrera hasta ser una referencia a nivel mundial.
6 veces campeón del Mundo y otras 4 subcampeón. 7 veces campeón de Europa. 35 oros en las últimas 37 competiciones.
Pero Dani aun tiene un sueño imposible: ser campeón Paralímpico.
Imposible porque su categoría, FTS3, a pesar de competir a nivel mundial, no está dentro del programa paralímpico.
El no poder optar a becas del Comité Paralímpico Español, aun siendo el mejor del mundo en su categoría, no frena su sueño y su hambre.
Doce largos años sin unas ayudas que le permitirían ser profesional. Muchos compañeros se quedan por el camino.
Hasta que París 2024 abre las puertas de su categoría. Esa meta, que había visualizado millones de veces en cada entrenamiento, ahora se hace real.
El oro paralímpico es, más que nunca, simplemente recoger algo que venía plantando mucho, mucho antes.
¿Qué la ha enseñado ese accidente? ¿En qué ha cambiado la forma en la que ve el mundo?
¿Cómo persistir doce años sin poder ser olímpico y sin poder optar a unas becas que le harían profesional?
¿Hasta donde se puede llegar cuando se tiene tan claro el objetivo?
Descubre esto y mucho más en una charla desde el corazón.
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Nos leemos dentro de quince días.
GRACIAS por estar ahí.
Antón.